lunes, 19 de agosto de 2013

El último vistazo

El último vistazo


Normalmente (por no decir en el 100% de los casos) cometemos un error que difícilmente luego podemos subsanar, y es el de poder decir adiós a aquellas personas, historias o momentos que ya jamás podremos volver a vivir o presenciar. Y es que tenemos el empeño en pasar por encima de las cosas, sin pararnos un segundo a disfrutar de aquellos pequeños detalles que son los que realmente nos hacen felices. Y una vez los perdemos, intentamos recuperarlos (sin éxito alguno) por todos los medios posibles, para finalmente darnos cuenta de que, una vez los hemos dejado marchar, probablemente jamás vuelvan a nuestro lado (y si lo hacen, no serán de la misma manera, eso podéis darlo por sentado). 

¿Porque me viene a la mente todo esto? Porque echaba en falta momentos como el que relatan la secuencia de gifs que acompañan a esta entrada. Es uno de esos pequeños detalles que comentaba antes, que son capaces de arrancarte una pequeña sonrisa, una mueca de tristeza, o bien un gesto de sorpresa. Uno de esos momentos que paran el tiempo, que congelan los segundos y que te permiten gozar de todo aquello que te rodea, sin que el resto de gente te toque los cojones por doquier durante las 24 horas del día. Lo sé de buena tinta, porque me he pasado las dos últimas semanas y media (como os echaba de menos, mis pequeños matojeros de los huevos) de montaña en montaña, de prado en prado, disfrutando de la belleza que se envuelve ante mí, sin ruidos, sin molestias. Pudiendo respirar aire fresco mientras se enciende una hoguera y alguien se arranca a cantar sensiblerías con una guitarra (y no, no comemos palitos de nube, estoy de ese mito de mierda hasta los santísimos cojones) y los ojos empiezan a entrecerrarse. Y a la media hora, te levantas con una sonrisa de oreja a oreja (que te hace parecer el retrasado más feliz del planeta) para meterte en una tienda de campaña y destrozarte la espalda un poquito más (recordemos que el dolor es pasajero, la gloria es para siempre). Y entonces, te despiertas de esa especie de sueño en el que te has encontrado sumido durante tanto tiempo, para darte cuenta de que vuelves a estar en casa, rodeado de un ruido espantoso, de unas calles pobladas de gente y de una rutina que no hace más que irritarte un pelín más de lo que ya estabas antes de partir. Es entonces cuando echas en falta esos detalles que no paro de mencionar. 


Y es que al volver, he tenido que ponerme al día con Big Brother, algo que me apetecía, pero que al mismo tiempo, me provoca cierto miedo. ¿Porqué? Porque creo que parto con una desventaja terrible, y me da la impresión de que perderse tres semanas de esto, significa perder por completo el orden de las piezas en el tablero, y partir con la información desde cero, sintiéndote inútil a la hora de poder redactar algo con pies y cabeza. Por eso no quiero aventurarme a relatar nada de lo que haya podido ocurrir durante las últimas semanas, más que aquello que han mostrado (y que no siempre suele ser cierto, pese a que este año no es el caso) en las galas semanales. Y eso que han estado al rojo vivo. Sin ir más lejos, el blindside del paleto sureño de Judd, me parece uno de los episodios más memorables y bien montados en la historia del show (ahora es cuando viene alguien a decirme que los eventos que se mostraron no fueron realmente como se vieron, pero yo de eso no tengo ni puta idea, ya lo he dicho). O la negrita Candyland explotando en sus últimos días de juego (retiro lo de últimos, que puede que el jueves vuelva a entrar en esa casa, y que queréis que os diga, sería el regalo de cumpleaños perfecto para GinaMarie (que los cumple este jueves), o si más no, sería la risón). 

Pero sin duda, si cabe destacar algo de estas últimas semanas, ese algo tiene nombre (en concreto, dos palabras): Jessie Kowalski. Esta chiquilla que inicialmente pasó desapercibida durante las primeros días de juego, ha conseguido conquistarme por completo el corazón en tan solo cinco episodios. Tampoco debería soprenderos el que cambie constantemente de favorito/a, si en el fondo soy un puto bipolar de mierda, jajajaja. Pero es que tengo que ser sincero con vosotros: no solo me gusta como ha intentado ir a por la reina de corazones a pecho descubierto (sin nada que perder, puesto que en el fondo siempre la han usado como han querido), sino que me parece que es la tía que está más buena con diferencia de toda la casa. Y lo digo muy en serio. Creo que tiene unas tetas perfectas (ni muy pequeñas, ni muy grandes, perfect size, ya me entendéis), un culo de ensueño (que hasta podría llegar a rivalizar algún día con el de la guarra de Alexis Texas) y una cara que (cuando se arregla) es muuuuuuuy dulce e interesante.


Y es que son gente como Jessie aquellos que realmente me conquistan en los realitys. Aquellos que luchan con uñas y dientes por mantenerse agarrados a un hierro ardiente hasta que las llagas de las manos no les permiten aguantarse más, y caen al vacío, uniéndose a esa lista de perdedores que han caído mucho antes que ellos, pero que al fin y al cabo, son del mismo grupo de gente que no ha podido (o no ha sabido) ganar la partida. Son aquellos que a primera vista pueden parecer insignificantes, pero que en cuanto te despistes, se habrán vuelto a colocar en la cima de todo, y ya será tarde para intentar desbancarlos de nuevo. No es el caso de Jessie, pero ha estado cerca de conseguirlo, y por ello, se ha ganado todo mi respeto y admiración. El jueves rezaré todo lo que sepa, para que sea esta chiquilla de culo grande y tetas perfectas, la que reentre a la casa para intentar llevar a cabo su vendetta personal, no os quepa la menor duda. Eso siempre que gane el HoH o el POV, claro, sino se irá el jueves que viene, tal y como ha entrado. 

Pero Jessie no solo me ha ganado por intentar volver a poner patas arriba este juego loco, sino porque me parece la única que ha sabido apreciar aquellos detalles que comentaba al principio de este tostón, y que le han sido brindados durante este verano. El último de ellos, el que acompaña a este texto en forma de gifs. Os pongo en situación: Jessie ya sabía que se iba a casa dos días antes de la gala de expulsión, así que decidió que, ya que no podía ganar el juego, intentaría pasárselo en grande durante sus últimos días, importándole tres cojones lo que se opinara de ella. Y así ha sido: durante sus últimas 48 horas se dedicó a destapar todas las alianzas, a meterse con todo aquel a quien creyera oportuno atacar, riéndose a carcajada limpia de cualquier chorrada que ocurriera a su alrededor (como la pelea de GM contra Aaryn)  y disfrutando a pleno pulmón de los malditos detalles que no dejan de perseguirnos mientras intento cerrar esto. 


Como ese último, en el que el Super les anuncia que deben encerrarse en la casa puesto que toca gala y deben empezar a vestirse (y les necesitan fuera de allí para montar el decorado del siguiente HoH, claro). Jessie, que estaba fumándose el último cigarrillo de su paquete, se levanta, observa el jardín, y le lanza un pequeño beso al aire. Se dirige hacia la puerta, se gira de nuevo, y vuelve a observar ese pequeño patio durante unos largos segundos con cara de pena, para finalmente cerrar la puerta corrediza sabiendo que al hacerlo, sella su destino (¿final?) en este juego. Detalles que enternecen, y que te hacen valorar realmente que concursantes valen la pena y cuales no. Es una lástima no haber podido descubrir a esta niña antes, porque de haberlo hecho, se hubieran ido a la mierda las Aaryns, GM's, Amandas y Helens de turno, me hubiera dedicado plenamente a defenderla a MUEEEEEEEEEEELTE (como decía el subnormal aquel de la gorra en GH12), convirtiéndome en uno más de esos talifans a los que tanto detesto y que hacen que cada puto año tenga que apagar la tele de la mala hostia que me provocan. Pero con ella hubiera sido justificado. 

Me gusta la gente que agradece aquello que se le ha brindado, y que, pese a todas las piedras que haya podido encontrarse por el camino (y os aseguro que Jessie se ha topado, no con piedras, sino con pedruscos), a la hora de despedirse, sigue con una sonrisa en la cara, lágrimas en los ojos y palabras de agradecimiento para todos aquellos que minutos antes le están clavando el puñal por la espalda. Porque está demostrado que en Big Brother no puedes ser buena persona y acabar ganando el juego (bueno, BB11 quizás sea la excepción). Y porque al final del día, sea quien más amigos se lleve de todo esto (que eso poca importancia tiene, pero que no deja de ser una señal de quien valora lo que tiene y quien no). Al contrario que la asiática, mujer fría, sin escrúpulos, utilizando palabras aduladoras para luego rajarte el cuello sin miramientos. Es justo lo opuesto a este pequeñaja de culo grande y tetas perfectas. Es la diferencia que marca el bien del mal. 

Pequeños detalles, que diría yo.

"Quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Esto dicen, no lo digo yo, pero lo he oído. Por supuesto siempre espero que maticen: ¿Está enterrado? ¿Está perdido? ¿Debo ir a buscarlo con un loro y una espada? ¿Una X dibujada en un mapa le señala? ¡Para nada! No caen amigos del cielo. No se extraen del suelo con una pala como en "Amanece que no es poco". Un amigo no se abona y crece así tampoco. Se refieren a su valía.

Roberto Carlos, el que un millón de amigos quería. ¿Para que quieres eso tú? ¿Para echarlos a perder? ¿Tienes ya una página en Feisbuk para conseguirlos? Porque no se hacen amigos a diario, no salen de un sobre sorpresa al abrirlo, ni se conserva el derecho a serlo como un título nobiliario. Y una vez los tengas, cuídalos. Como cuidas a la planta que más te apetece cuidar, estoy hablando, claro está, de esa planta en la que piensas cuando piensas en fumar. Ya que sin cuidado, pierde ese brillo de la amistad en los ojos. No hay nada más triste.

Y también dicen por ahí que se cuentan con los dedos de una mano. Y digo yo, que con una mano, puedes contar si quieres todas las estrellas del firmamento. Simplemente, levanta el dedo, y dedícale un momento.

Pues se considera amigo aquel a quien podrías llamar a las tres de la mañana por un asunto de vida o muerte, conste en acta, y se aconseja no hacerlo nunca, para seguir teniendo la suerte de mantener su amistad intacta. Como sea: por afinidad, por solidaridad o por soledad. Por tener cerca las casas, por tener gafas, por tener vistas las mismas películas sentados en las mismas sillas y soñar los mismos sueños, por haberse sollado las rodillas con las mismas aristas en los mismos parques de pequeños, por haber salido arrastrándose de un mismo lodo, por absolutamente nada y absolutamente todo... dicen... que quien tiene un amigo, tiene un tesoro."

viernes, 2 de agosto de 2013

La barbacoa de nuestros sueños.

La barbacoa de nuestros sueños


Aún estoy a la espera de que esta temporada pueda decepcionarme, porque hasta el momento, creo que es una de las reality seasons más sólidas que he visto en toda mi vida (y eso que he visto muchísimas, creédme). Hoy no tengo tiempo para hablar de la gala de ayer, y mucho menos de dejaros un escrito que supere los dos párrafos. Voy apurado, mañana me voy, y no vuelvo hasta el día 12 (día en el que cumpliré 22 años, y me sentiré un poco más viejo aún de lo que me siento ahora), hecho que me molesta muchísimo, puesto que me perderé la que se presenta como la semana más interesante de todas las que llevamos hasta la fecha (aunque bien es cierto que necesito un descanso internetil, y por consecuencia, bigbrotheril, que ver este show es magnífico, pero a la vez agotador). Y es que si cada semana los hámsters nos brindan peleas por doquier, sin darnos un solo día de respiro, ayer noche se podría denominar como la noche de "LA PELEA". Quizás la más fuerte hasta el momento. Y es que no me cansaré de repetir, que si por mi fuera, sacaría a patadas de la casa a todos los hombres que quedan en ella, y dejaría a las siete féminas durante 4 meses (más) encerradas. Porque son ellas las que hasta el momento se han dejado las entrañas en la función, para que un grupo de yonkis como nosotros, pueda saciar sus ansias de entretenimiento. Y encima sin pedirnos nada a cambio.

Así que durante estos diez días de retiro, rezaré por mi Aaryn (con mi princesa del ghetto no me hace ni falta, que ayer noche ganó el HoH, la muy diosa) y porque los planes de la Grodner vuelvan a fracasar por tercera vez (si es que la gorda no puede quitarse de encima a la tejana, y eso le debe provocar urticaria como mínimo). Y es que, viendo la pelea de ayer noche (la cual os dejo en el vídeo de abajo), cada vez temo menos por mi pequeña racista, porque cada vez que Amanda abre esa bocota zafia, se cava más su propia tumba (siempre que los MUPPETS de Helen y Andy no ganen un HoH), alejando cada vez más la diana de esa rubita con cara de angelito (y alma de demonio). Y es que si Aaryn sobrevive a la expulsión del jueves, tendrá que currárselo durante la siguiente hora, porque no será una la persona que abandone, sino dos. Y las dos se quedarán a las puertas del jury (que empieza en la F9). Y no habrá nada que me ponga de más mala hostia, que la protagonista absoluta de toda esta historia, no tenga ni siquiera el derecho a emitir su voto en la final. Save the racist bitch, save the world.


Nos vemos el día 12. Como diría mi padre: sed malos.

jueves, 1 de agosto de 2013

El último adiós

El último adiós


Fue bonito ver como todos se reunían por última vez para darte un último adiós. Y cuando digo todos, es todos. Tu familia, tus amigos, tus rivales... por un puto día, dejaron sus diferencias aparte y se reunieron para despedirte como te mereces. Y es que no todos los días perdemos al capo más carismático que nos haya podido dar la tierra. Fíjate, desde aquí puedo verles a todos. 


Tu psiquiatra, esa mujer a la que tanto nos ocultabas por miedo a las consecuencias, es la primera en llegar. Se la ve destrozada. Supongo que sabe que de ahora en adelante tendrá que enfrentarse a una horda de pacientes aburridos, con historias vacías y relaciones absurdas, haciendo que pase las ocho horas del día en las que trabaja, deseando acabar para poder irse a casa, con la esperanza de que algún día, de repente, vuelvas a aparecer en su sala de espera, observando el cuadro "con trampa" que tiene allí colgado.

Mira, allí está la rata, no podía faltar. Se le ve apartado, hacia un lado. Normal, sabe que si Paulie o Silvio le ven, le destrozarán las piernas. Pero la verdad es que es todo un detallazo que haya venido a verte, porque al fin y al cabo, no dejó de ser un buen amigo lleno de remordimientos al que le hizo mucho daño el venderte al FBI. Y es que que bien le escogiste el mote, cabronazo, le viene que ni al pelo: Big Pussy (podríamos traducirlo como gran coño, pero también como gran nenaza).

¡Hostia, tu primo! Joder, que de vueltas da la vida. El jodido Buscemi, que puta leyenda, siempre lo ha sido. Desde cuando planeaba un asesinato en las tierras nevadas de Minnesota, o cuando jugaba a los bolos con Walter y el Nota, o incluso cuando vestía de traje y se hacía llamar por un color (encima era el rosa, que mal gusto, joder). Pero sobretodo por ser el primo que quiso cambiar de vida, y sin embargo, se vio embarcado en una serie de eventos que le llevaron a recibir un tiro proveniente de tu escopeta. 

Ahí está tu hija. Joder, como ha crecido la chiquilla... está hasta buena, no te lo voy a negar. Pero tranquilo, no pienso ponerle la mano encima, sé que era la niña de tus ojos, tú ángel de la guarda, la única persona que parecía entenderte cuando llegabas a casa, y probablemente la persona a la que más amaras en toda tu vida. Solo ella podía presentarse aquí de manera tan elegante.

Por allí asoma Carmela, tu Carmela. Que mal lo pasaste cuando tuvo que echarte de casa... ¡pero a quien se le ocurre acostarse con una prostituta rusa y tarada! Fueron días difíciles, pero gracias a ello, la reconciliación en aquella piscina a altas horas de la madrugada, fue mucho más bonita. El polvo que volvió a poner las cosas en su sitio. Y es que me juego las pelotas a que no hay nadie que te correspondiera más que ella (y viceversa), por mucho que pudiérais enfadaros día sí y día también. 

Por fin le encontré... ahí esta, destrozado, abatido, alicaído. Sí, estoy hablando de tu sobrino Christopher, que difícilmente puede contener las lágrimas. Una clara demostración de lo mucho que te respetaba (probablemente más que nadie). Para él se va un referente, un padre, pero a la vez queda depositado en él todo tu legado. Lo lucirá con orgullo hasta el día de su muerte, y entonces, cuando se reúna contigo, habrá aprendido que en la vida hay que ir con pies de plomo, tal y como siempre le hiciste aprender (o lo intentaste).

Esto está lleno de gente: Juliana Marguilles, esa mujer que tantos quebraderos de cabeza te trajo en tu última etapa. O Ciffaretto, siempre con su estilo personal (este no ha conocido ni conocerá lo que significa ir a un funeral, pero tampoco intentaremos hacerle entrar en razón ahora, ¿no?). Incluso tu hermana Janice ha venido, como para no verla, se está poniendo igual de fondona que tú (¿será un gen familiar?). O el bonachón de Hesh, que siempre quiso poner sentido común en la familia. 

Por fin aparece el último de todos: Corrado. Tío Junior, como te gustaba llamarle. Al fin el muy hijo de perra te ha ganado esta batalla, eh... y eso que le dejaste medio senil en una residencia de New Jersey, sabiendo que ya nunca más volvería a ser aquel que jugaba contigo a béisbol cuando eras un criajo. Todos ellos han venido. 

Este es el último adiós, prometo no dar más el coñazo con tu muerte, pero creía justo señalar como la familia está siempre ahí, hasta el último minuto. Puedes irte en paz. Además, no sé que cojones haces perdiendo el tiempo aquí en vez de estar gestionando el Bada Bing del cielo, que hace unas horas Dios te ha pedido un par de putillas y aún está esperando, con la polla más dura que un tonel, a que le des una jodida sala de una vez por todas.