sábado, 7 de septiembre de 2013

La chica de la sonrisa de oro

La chica de la sonrisa de oro


Hoy es un día importante para ti. Yo los deje atrás hace un par de semanas, cuando inevitablemente tuve que cumplir los 22 (ese puto par de patitos que detesto) y por consiguiente, hacerme un poco más viejo. Pero entonces recordé que veintidós no son nada (y veintiuno mucho menos), que nos queda toda la vida por delante, y que justo ahora es cuando toca empezar a disfrutarla. 

Normalmente te dejaría un "¡Felicidades! ¡Pásalo en grande, es tu día!", pero no estaría siendo justo contigo, te mereces eso y mucho más. Me perdonarás que mi regalo sea solo este escrito que sabe a tan poco, pero me pillas en tierras lejanas y con un WiFi que va a tiros (es lo mínimo que podría hacer), pero te lo escribo con toda la sinceridad y cariño que te tengo (que es mucho, y lo sabes). Por hacerme tan feliz en este 2013 a cambio de nada. Porque hace tiempo que dejé de ser un simple fan tuyo para convertirme en un amigo de verdad, concretamente, desde aquel siete de Febrero, en el que por fin me plantaba frente a "mi pelirroja, mi Emily". Desde entonces, no has hecho más que darme la razón: eres un encanto de persona, y te adoro. Ya sabes que cuando bajes por Barcelona, si te apetece tomar algo para ponernos al día, solo tienes que darme un toque. Mi casa es tu casa. 

Podría tirar por la ruta fácil y dejarte un simple mensaje en Twitter felicitando esos 21, pero esa no es mi forma de hacer las cosas, y menos con la gente a la que tanto aprecio. Por eso, de cara a este año que viene por delante, solo me queda desear que la felicidad te acompañe durante los 365 días que tiene, que todo te vaya de maravilla (tanto en el terreno profesional como personal) y que jamás pierdas esa sonrisa de oro. Porque precisamente con ella, es como caí rendido a tus pies. Ah, y no dejes JAMÁS que nadie te quite ese sentido del humor que tan especial te hace.

Puede que este haya sido tu año, pero no te quepa la menor duda, lo mejor está aún por llegar. Y aunque yo esté a kilómetros de distancia, en el fondo, siempre estaré ahí, a través de los ojos de ese Tony Montana que te vigila desde dentro de un dólar, deseándote la mayor de las suertes en todas y cada una de las cosas que decidas hacer de aquí en adelante. Porque no solo llegarás a lo más alto si te lo propones (algo de lo que yo ya estoy al 100% seguro), sino que encima lo harás sin divismos, sin impostaciones y sin ejercicios de autoengaño. Porque siempre has sido esa pelirroja dulce, entrañable y cariñosa, capaz de derretir hasta el corazón con la coraza más dura del planeta. Igual que tú seguirás por aquí, a través de ese regalo (que fue uno de los que más ilusión me ha hecho en toda la vida) que me diste en forma de prenda de vestir de leopardo, y que a día de hoy, sigo guardando en lo más hondo de una caja fuerte (que viene a ser mi cajón, no nos imaginemos una caja blindada, jajaja), no sea que alguien me lo quitara y se lo quedara para él/ella, dejándome totalmente vacío.

Ya me voy a ir callando (que sé que esto es un coñazo y tienes ganas de ir acabándolo ya), pero creía importante dedicarle una pequeña parte de mi blog a alguien tan inmensamente importante para mi como lo eres tú. Sé que la gente se preguntará quien eres y mucho menos les importará si lo digo, pero mientras para mi este pequeño escrito tenga importancia, ya se pueden ir aguantando con la puta boca cerrada. 

Te adoro, te admiro y te echo de menos. Pero mientras tú estés bien, yo también lo estaré, nos separen los kilómetros que nos separen. Porque no habrá nadie que te admire más de lo que yo lo hago. Ah, por cierto, muchísimas felicidades, Laurita.

De parte de tu querido Cook particular, 

Fairplay.